El concepto de música tiene muchas acepciones, pero la que más se acerca a su significado es la del arte de combinar los sonidos en una sucesión temporal. Es una de las artes más valoradas por la sociedad y es la que más presencia tiene en el desarrollo de nuestra vida diaria. En el mundo occidental la música tiene sus raíces en la Grecia antigua donde la música aparece como un fenómeno ligado a la necesidad del hombre de comunicar sentimientos y vivencias. La música coral era el elemento básico en la educación de los jóvenes espartanos y era un elemento fundamental dentro de las tragedias griegas.
Era una época en la que predominan los elementos rítmicos
sobre los melódicos y la voz humana tenía una clara primacía sobre los instrumentos.
Éstos eran pocos y no demasiado variados; sin embargo, se conocían ya
instrumentos de viento, como la flauta de Pan, y de cuerda como las cítaras o
arpas.
Con el objetivo de alabar a Dios, se creó la música sagrada, los cantos gregorianos y, más tarde, la notación musical, o sea, el alfabeto musical que brindó la posibilidad de escribir música utilizando los símbolos adecuados que le permitían a los músicos seguir el ritmo y la entonación.
De hecho, el origen de la música escrita (utilizando los primeros símbolos) resale alrededor del siglo VI de la era cristiana. Sin embargo, estos símbolos eran muy limitados y no permitían cubrir adecuadamente todas las extensiones musicales y la complejidad armónica. Por eso, en el periodo comprendido entre 992 y 1050, Guido d’Arezzo se creó el primer sistema de escritura musical definido “diastemático”, que consistía en transcribir símbolos que representaban una escritura. Así, por primera vez en la historia, se pudieron indicar todas las alturas de las notas musicales.
Guido llamó ese sistema ‘tetragrama’ ya que las notas
musicales se desarrollaban en una red de cuatros líneas paralelas. Este sistema
fue el precursor del moderno pentagrama y de las notas musicales que utilizamos
hoy en día.
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